lunes, 30 de marzo de 2009

Interesante

DIFICULTADES PARA LA NAVEGACIÓN EN TEXCOCO
Así sucede que el comercio de los indios de Texcoco está casi parado por meses enteros, a causa de la falta de agua en el lago salado que los separa de la capital; se ven extensos terrenos áridos, a pesar de estar más bajos que el nivel medio de las aguas de Cuautitlán y de los lagos septentrionales, y con todo eso no se ha pensado después de tantos siglos en atender a las necesidades de la agricultura y navegación interior.
Ya de muy antiguo existía una zanja desde el lago de Texcoco al de San Cristóbal; y con una esclusa de 4 metros de caída se hubiera podido hacer subir las canoas de la capital hasta este último lago; y de allí los canales de Mier las hubieran conducido hasta el pueblo de Huehuetoca. Así se hubiera establecido una comunicación por agua desde la margen austral del lago de Chalco, hasta el límite septentrional del valle por un espacio de más de 80,000 metros.
Hoy día, en que según las órdenes del virrey don José de Iturrigaray (de 1803 a 1808) debe abrirse el canal de Texcoco, nada puede estorbar la libre navegación atravesando el grande y hermoso valle de Tenochtitlán.
Pero el mayor beneficio de un canal navegable desde Chalco a Huehuetoca será para el comercio de tierra adentro; esto es, el que va directamente desde la capital a Durango, Chihuahua y Santa Fe del Nuevo México. Huehuetoca podrá llegar a ser el depósito de este importante comercio, en que se emplean más de 50 a 60,000 machos de carga.
En la estación de las lluvias se ponen casi intransitables los caminos en la parte noroeste del valle, donde la amigdaloide basáltica está cubierta de una gruesa costra de arcilla. Allí perecen muchos mulos y los demás no pueden reponerse del cansancio en las inmediaciones de la capital, donde no hay ni los buenos pastos ni los ejidos que encontrarían parando en Huehuetoca.

Alejandro, Barón de Humboldt (1769-1859)

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